domingo, 12 de marzo de 2017

Igualdad

Igualdad nació. Fue, curiosamente, una niña no exactamente deseada. Más bien fue necesaria. El problema vino cuando con el tiempo le tacharon de utópica, de mentirosa, de inexistente. Poco a poco todo se fue tornando negro e Igualdad acabó cayendo en las redes de la soledad. Aquel día cuando la volví a ver después de tanto tiempo no podía creérmelo. Sus balanzas se habían roto y era incapaz de mantener el equilibro por más de dos segundos. Creo que incluso decir dos segundos es decir demasiado.
Actualmente, Igualdad está en un estado crítico. Intentan recuperarla mediante movimientos, manifestaciones, etc... Pero aun así está al borde de la muerte. No sé muy bien qué hacer por ella. La última vez que hablamos me dijo que necesitaba que los demás fueran más conscientes, más empáticos. Me pidió entre lágrimas que le ayudara, que no le dejara morir así, que el mundo la necesitaba.
Hoy pido perdón a Igualdad por no haber podido evitar su muerte y le prometo que lucharé porque algún día alguien como ella vuelva a nacer.

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